Oscar, que es como se llama el felino, visita a los ancianos minutos antes de que mueran. Entra a la habitación con paso sigiloso, se sube a la cama o butaca donde yacen y les ronronea la muerte al oído.
Bate la cola al ritmo decreciente de latidos. Cuando la vida abandona por completo todo gesto, el gato entrecierra los ojos y sonrie. Así lo encuentran doctores y enfermeros, enroscado en regazos y torsos sin vida. Maulla el fin y se retira. Es un experto tanatólogo.
M.G.L.
Basado en una noticia del diario "20 Minutos" (Madrid, 2007)
Basado en una noticia del diario "20 Minutos" (Madrid, 2007)
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