Nadie frente al espejo
acomoda su pelo,
se retoca los labios,
los devuelve al rostro
para que se cierren:
Pequeña flor anodina
¿acaso roja?,
pero qué es realmente rojo en nuestros días,
en los tuyos
en los de Nadie,
ni siquiera la sangre.
Aunque quizá en algún lugar del mundo
donde a nadie le importe la guerra,
alguien
lleve una herida verdadera
y se abran sus labios
para dejar de callar
lo que parece un grito
en el espejo.
acomoda su pelo,
se retoca los labios,
los devuelve al rostro
para que se cierren:
Pequeña flor anodina
¿acaso roja?,
pero qué es realmente rojo en nuestros días,
en los tuyos
en los de Nadie,
ni siquiera la sangre.
Aunque quizá en algún lugar del mundo
donde a nadie le importe la guerra,
alguien
lleve una herida verdadera
y se abran sus labios
para dejar de callar
lo que parece un grito
en el espejo.
M.G.L.
Madrid 2008
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