13 abr 2011

Cierta infancia


Sola en tu habitación, eres joven, muy joven, una niña todavía. No deberías estar dentro de casa, tan alejada del sol y de la vida. Tu ternura se marchita como los mangos que nadie coge y ennegrecen, entonces ni siquiera los pájaros los quieren; sólo la tierra, sólo la tierra.
Recortas corazones para el dios de la casa. Pero dios no existe, ¿no lo sabes? Pobre niña. Las mentiras crujen en las vigas del techo. Cada uno tiene su pared y sus cristos. Cada uno se acuesta, cada uno se arropa como puede, cada uno apaga su propia luz. Pobre niña. Tienes todo el tiempo del mundo y ellos tan poco. Cómo impedir que se estanque el agua que nadie ha de beber. Pobre niña. Creces para adentro de la tristeza, enquistada en la eternidad de tu cuarto, sola, esperando, recortando corazones de papel.
 M.G.L.

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