Lo sabían los tres.
Ella era la compañera de Kafka. Kafka la había soñado.
Lo sabían los tres.
El era el amigo de Kafka.
Kafka lo había soñado.
Lo sabían los tres.
La mujer le dijo al amigo:
Quiero que esta noche me quieras. Lo sabían los tres.
El hombre le contestó: Si pecamos,
Kafka dejará de soñarnos.
Uno lo supo.
No había nadie más en la tierra.
Kafka dijo:
Ahora que se fueron los dos he quedado solo.
Dejaré de soñarme.
"Una mañana en los EE. UU. Borges se despertó y me dictó un poema", contó María Kodama. "Se llama "Ein Traum", un sueño, y pueden encontrarlo en "La moneda de hierro" de 1978. Borges se caracterizaba, llevado por su perfeccionismo, por corregir sus poemas, no sólo mientras los escribía, sino también de una edición a otra de sus obras. Este es el único de toda su obra que jamás corrigió. Un día le pregunté por qué. Su respuesta fue asombrosa. Me dijo que ese poema le había sido dictado en sueño tal cual me lo había dicho, y que por lo tanto no tenía derecho a cambiarlo. Kafka se lo dictó".
Fuente: http://www.radio.cz/es/articulo/55133
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