Prefiere que le mire
solamente.
Desde su página soy
una oportunidad
para saber que sabe.
El blanco en el que vive vibra
como un tambor.
En la sala de espera nadie espera.
Navegan los sonidos del pasado
rizándose en el aire y dejando cortezas.
De mi umbral del dolor quiere que hable:
-Depende si estoy solo --le digo por decir.
Me hace creer que soy su reto,
que le importo y que de mí depende.
Tiene a mano el silencio, su textura de miga,
por si acaso.
Los minutos trascurren
como si fueran siglos y brotasen:
fuentes de agua o sol.
No me receta nada,
o sí: que vuelva.
Luis Muñoz
(En Web personal del autor: www.luismunoz.org)
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