Greguerías de Ramón Gómez de la Serna

Las greguerías son unas sentencias ingeniosas, y en general breves que surgen de un choque casual entre el pensamiento y la realidad. Es indudable que Ramón fue su creador.El propio Ramón la define esquemáticamente del siguiente modo:

La imagen en que se basa la greguería puede surgir de forma espontánea, pero su formulación lingüística es muy elaborada, pues ha de recoger sintética, ingeniosa y humorísticamente la idea que se quiere transmitir.

El efecto sorpresivo se obtiene a través de:

1. La asociación visual de dos imágenes: «La luna es el ojo de buey del barco de la noche».
2. La inversión de una relación lógica: «El polvo está lleno de viejos y olvidados estornudos».
3. La asociación libre de conceptos ligados: «El par de huevos que nos tomamos parece que son gemelos, y no son ni primos terceros».
4. La asociación libre de conceptos contrapuestos: «Lo más importante de la vida es no haber muerto».

Fuente del texto: Wikipedia

Baptiste Debombourg -Turbo

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ALGUNAS DE SUS GREGUERIAS

Aburrirse es besar a la muerte.
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Los monos no encanecen porque no piensan.
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El filósofo antiguo sacaba la filosofía ordeñándose la barba.
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Era tan moral que perseguía las conjunciones copulativas.
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Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte.
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La cabeza es la pecera de las ideas.
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Hay un momento en que el astrónomo, debajo del gran telescopio, se convierte en microbio del microscopio de la luna que se asoma a observarle.
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El Pensador de Rodin es un ajedrecista a quien le han quitado la mesa
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La bufanda es para los que bufan de frío.
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El café con leche es una bebida mulata.
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El ventilador afeita el calor.
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Los bebes con chupete miran al fumador con pipa como a un compañero de cochecito.
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Las alpargatas tempraneras pasan dando bofetadas al suelo.
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El lápiz solo escribe sombra de palabras.
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Lo que le da más grima al cuchillo es partir un limón.
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Al ombligo le falta el botón.
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Cuando el martillo pierde la cabeza, los clavos se ríen.

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El camello tiene cara de cordero jorobado.

Ramón Gómez de la Serna
(En Greguerías, Editorial Prometeo, 1917, Madrid)