8 feb 2010

La boca

En la encañada
había piedras como huesos de un animal prehistórico
que se desbarató
antes de alcanzar nuestro valle.

Un gran cráneo
quedó detenido en la pendiente con la boca abierta
y el resto del cuerpo se dispersó hacia el río.

Yo trepaba la pendiente
y me detenía frente a esa boca, una oquedad
donde el viento se huracanaba,
y escuchaba
murmullos, palabras que se formaban a medias
y luego, sin decir nada, se diluían.

Nunca hubo una frase clara. La boca
como un oráculo piadoso
trababa sus propias frases ante el niño:
lo sé ahora
y le agradezco la vida ciega.

José Watanabe
(En A Media Voz)

Vanitas VI: Cirullus lanatus - Paddy Melon + Banksia, 2002

1 comentario:

Ophir Alviárez dijo...

Watanabe y sus ojos luz, sus palabras limpias...

No había leído este poema, gracias!

Saludos de 2010

Ophir