Todo habla por mí.
Todo es más exacto que mis labios.
Que nada me dé voz
para nombrarme.
Dulce esta mudez que me hace humana,
forma exacta del aire,
ternura de luz que antes de ti
fue tu sombra bella posada entre las cosas.
Marta López Vilar
(En La palabra esperada, Hiperión, Madrid 2007)
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