Para que las palabras no basten es preciso alguna muerte
en el corazón.
La luz del lenguaje me cubre como una música,
imagen mordida por los perros del desconsuelo,
y el invierno sube por mí como la enamorada del muro.
Cuando espero dejar de esperar, sucede tu caída
dentro de mí. Ya no soy más que un adentro.
Alejandra Pizarnik
(En Alejandra Pizarnik, El País, 2008)
1 comentario:
Sabes? Hay una sincronización tácita entre tu voz y la mía. Llevo días dándole la vuelta a esos dos versos finales como quien se reconoce inerme y sobre todo, perdida...
Cuánta profundidad la de la Pizarnik, y qué manera de transmitirla.
Gracias por la evocación.
Un abrazo,
OA
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