I.
Soplar y hacer poemas.
Verter en ellos toda suerte de líquidos:
los vitales, los densos, los etílicos.
Intentar descubrir la fórmula química
de la metáfora y
sellarla al vacío de una página.
Luego,
preparar cócteles agitando arrítmicamente sentimientos.
Servirlos con una sombrillita para no salar el trago
con el llanto.
Beber de a sorbos o de un sólo tirón.
El asunto es embriagarse.
M.G.L.
(En Atrabiliario, Artifex, Madrid, 2008)
4 comentarios:
Excelente, aunque te confieso que a veces se me pierden las sombrillitas y el poema se me sala con una lágrima
me gustó muchisimo
un abrazo
¡Gracias, Georgia!
G.
Me encanta esta poética (porque lo es) porque tiene tanto de despecho
soy una despechada sin poemas
¡Caramba, Gata!
Casi puedo verte a través de mi botella.
Cariños,
G.
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