Levanto mis ojos al infinito: es blanca la sed. La herrumbe de un incendio que conquista el corazón tiembla muy despacio entre las nubes. A lo lejos el jardín entre los acantilados susurra tu nombre mientras levanto mis ojos oscuros que la noche cerró.
Almudena Urbina
(En El Corazón del Durmiente, Calima Poesía, Palma de Mallorca, 2005)
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