Una caminante sabe
que el ojo negro
en el rostro blanco del invierno
succiona y atrae a todas las criaturas hacia él
como por arte de magia.
Una caminante sabe
que la transformación ocurre
un sonriente día de abril
cuando el invierno se convierte en una fría pesadilla habitual
para aquel que ha estado hundido en el hielo hasta la cintura.
Una caminante sabe entonces
que el manantial del ojo es una doble poza.
Para la alegría, llena de vino pagano.
Para la pena, llena de lágrimas negras.
Claes Gill
(En Poesía Nórdica, Ediciones de la Torre - Biblioteca Nórdica, Madrid 1999)
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