17 ene 2008

El Incesto

El incesto revolotea con insistencia sobre las cabezas de los hermanos. El padre lo espanta con la mano, pero el bicho va a plantarse en el torso del hijo.
La madre grita, se sube a una silla y declama a viva voz que no dormirá tranquila hasta no ver el cadáver. Entonces, el padre ordena a la hija buscar el incesticida. Ella no quiere, prefiere jugar con el incesto, pasarlo de una mano a otra, sentir las cosquillitas, dejarlo ascender hasta su cuello; pero desobedecer el mandato paterno es impensable.
Con la primera rociada el bicho cae, con la segunda se estremece, con la tercera muere. Lloran el hijo y la hija desconsoladamente. La madre los abraza, les dice que los quiere, mientras el padre se lleva el incesto y lo tira por el bajante.
M.G.L.
En Puro Cuento, Ed. El Pez Soluble, Caracas 2002


Imagen digital de Ignacio Pardo


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