¿Qué será de la vida del teléfono rojo de Washington
ahora que la guerra ya no es fría sino caliente, "casual" y polvorienta?
¿Seguirá siendo rojo o será naranja como las cajas negras de los aviones?
¿Cómo será el tono de su tono?
¿Cuántos repiques tendrá antes de que ese alguien al otro lado desespere?
¿Habrá sido sustituido por un móvil compacto, gris, metalizado y frío,
en estos tiempos en que las emergencias discurren en mensajes de texto?
Yo lo sigo imaginando como en las películas de los 50,
con su pesada bocina conectada al resto por un tirabuzón elástico.
Cierro lo ojos y lo veo brillar en la oscuridad de la oficina oval,
palpitando como un corazón abandonado,
incandescente, a punto de estallar.
M.G.L.
(En Atrabiliario, Madrid, 2010)
Rune Guneriussen - Teléfonos
1 comentario:
què bueno leerte
Publicar un comentario