Esa roca se volvió calavera.
Y el mar se asusta
cuando se acerca
para darle su sangre,
a reposar un instante en su regazo,
a hablarle amargo
de idas y de vueltas,
de ascensos y caídas,
de pompas y de espumas.
Quizá le acaricie,
quizá cure su tedio.
Calavera.
Esa roca se volvió calavera.
Mahmud Sobh
(En Mar Blanco, Ediciones La Discreta, Madrid 2005)

No hay comentarios:
Publicar un comentario